El fluir de Aquetzali

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El fluir de Aquetzali

La Tierra

El fluir de Aquetzali

Era una mañana soleada. Aquetzali, dispuesta a lavarse los dientes, abrió la llave del agua y, sorprendida, se dio cuenta de que salía de un tono oscuro, casi rojo. Le pareció un truco de magia, aunque también pensó que tal vez sus ojos ya no veían como antes. Incrédula, se cuestionó sobre la causa de aquella anomalía. Invadida de dudas, decidió consultar en internet sobre la cantidad, calidad y composición química del agua.

 

Las respuestas que encontraba le volaban la cabeza: descubrió que, aunque el planeta parece una piscina gigante cubierta por 70 % de agua, casi toda es salada, y sólo una gotita, el 2.5 %, es dulce, de la cual podemos usar poquísima. De esta cantidad, “casi el 70 % no está disponible para consumo humano porque se encuentra en glaciares, nieve y hielo”. El 30 % restante disponible no lo es tanto, ya que son aguas subterráneas de difícil acceso. O sea que hay menos del 1 % de agua dulce accesible para consumo humano y los ecosistemas [1, 2], sin contar con que “más de 70 % de los ríos, lagos y presas [presentan] algún grado de contaminación” [3].

 

Aquetzali posteó lo que encontró en sus redes sociales para que sus contactos reaccionaran y comentaran al respecto. Inmediatamente recibió cantidad de mensajes en el Insta. El que le llamó más la atención fue el que le escribió Luna, su bestie de la secundaria, que le decía: “Amix, para que puedas beberla, debes checar su “organoléptica”, suena raro, ya sé; las cosas esas que se perciben con los sentidos (olor, sabor, color). Pero ojo, porque, aunque el agua se vea clarita, eso no significa que sea segura. Puede tener bichos o químicos que ni se notan y te hacen daño. Así que ponte las pilas antes de tomarla”. Aquetzali reaccionó con un emoji de cara sorprendida y agradeció a Luna con corazoncitos extra en un mensaje privado.

 

El agua en su estado natural, prístino y potable, no es químicamente pura, ya que presenta iones disueltos, es decir, átomos con carga eléctrica que son esenciales para la hidratación y otros requerimientos fisiológicos. La composición química del agua potable incluye iones disueltos e incluso algunas bacterias inofensivas; por lo tanto, no es un compuesto químicamente puro. Por su parte, un contaminante es una sustancia nociva acumulada en el agua que, cuando sobrepasa ciertos límites de concentración, produce efectos dañinos en los seres humanos y el ambiente. Dicho esto, la  composición química del agua es un factor crítico y definitivo para determinar si su calidad es apta para consumo humano. De modo que la identificación del tipo y fuente de contaminante es fundamental para establecer los programas de evaluación y control de la calidad del agua [4].

 

Agua pasada no mueve molino

 

Una vez que Aquetzali resolvió sus primeras inquietudes, entrevistó directamente a su gente más cercana; quería conocer la calidad del agua que llegaba a sus viviendas. Primero contactó a su amiga María, quien vive en otro municipio, a unos 40 minutos de distancia. María le platicó que en su casa captan el agua de un pozo artesanal que su bisabuelo construyó hace muchos, pero muchos años, cuando su abuelito era niño. En ese entonces se podía beber directamente el agua del pozo, sobre todo porque aplicaban un método doméstico de potabilización para que el agua fuera más segura de beber. Este método consistía en un filtro de piedra volcánica que ayudaba a retirar sus impurezas y aportar minerales; el agua resultante caía en una olla de barro que hacía que su sabor fuera verdaderamente refrescante y agradable al paladar.

 

Tras recordar esta linda historia de su bisabuelo, María suspiró y con cierta melancolía le dijo a Aquetzali: “Ahora no podemos darnos ese lujo, el agua de nuestro pozo ha disminuido mucho por la falta de agua, además dicen que viene contaminada por las empresas y las mismas casas que echan su agua al río que pasa por mi comunidad. Lo random es que, si tú te asomas a ver el agua del pozo, se ve normal, no se ve sucia pues, pero cuando la guardamos en los tambos para utilizarla en casa, al pasar los días, se pone como verde, y por lo mismo no nos animamos a beberla”.

 

Aquetzali, asombrada por la historia de María, en lugar de encontrar respuestas tuvo más dudas. Se preguntaba por qué el agua que arrojan de las casas y las empresas al río se contamina a tal grado que no se puede beber como lo hacía antes el bisabuelo de María.  Las principales fuentes puntuales de contaminación que influyen en la calidad del agua son precisamente las que proceden de las aguas residuales domésticas e industriales. El agua residual es la resultante de la que se usa en las viviendas, ciudades, zonas industriales y actividades ganaderas. Cuando el agua proveniente de estos sitios no recibe un tratamiento adecuado para su limpieza y, además, se arroja directamente a los ríos, ocurre una contaminación que puede dejarla inservible y afectar la salud, tanto de las personas como de la naturaleza. En este sentido, cuando el agua residual se infiltra en las aguas subterráneas contamina las aguas que abastecen a los pozos profundos.

 

Aquetzali visitó a su primo Emilio porque recordaba que él y su familia viven muy cerca de un río. Emilio estaba feliz de ver a su prima y le contó que el agua que reciben en su casa es la que les suministra su municipio, pero que les llega en el mejor de los casos, por los recortes que ha habido, en muy mal estado, con un olor raro como a tubería y de un color amarillo. Aquetzali, impactada, le dijo:

 

—¿Cómo crees? A mi casa apenas llegó de color rojizo oscuro, por lo mismo estoy investigando con mi gente cercana cómo es que les llega el agua.

 

Entonces Emilio, entusiasmado por el espíritu curioso de su prima, le comentó: 

 

—Mira, prima, mi papá me contó que su abuela le dijo que el río que tenemos aquí cerquita antes era un lugar muy cool, que ella y su familia se podían meter a nadar y que incluso veían pececitos de colores muy chulos. Lo no tan chido es que cuando empezaron a contaminar el río, toda la vida que habitaba ahí se perdió, ya no hay más pececitos, ni mucho menos te puedes meter a nadar. Por eso mismo tenemos que ocupar un filtro comercial para limpiar el agua que nos llega a la casa, para quitarle el color, el olor y todos los bichos raros que pueda traer.

 

Aquetzali se sintió triste por lo que le acababa de contar su primo y se le llenaron los ojos de lágrimas; pensó en la vida que perdió el río y en cuánto le habría gustado verlo con sus propios ojos y contárselo a sus nietos.

 

Otra fuente puntual de contaminación que incide en la calidad del agua es la que afecta a los cuerpos de agua superficial, o bien, cuerpos naturales de agua que, como su nombre lo indica, se encuentran sobre la superficie del suelo, por lo mismo se pueden apreciar con nuestros ojos, ya sean grandes mares y océanos, lagos, lagunas o ríos, como donde vive Emilio.

 

Estos cuerpos de agua superficial son fuentes de suministro del agua potable en el mundo; a menudo presentan un grado de contaminación considerable, por lo que el riesgo a la salud más generalizado se asocia al consumo de agua potable contaminada con patógenos o bichos procedentes de la materia fecal. Las cuencas fluviales densamente pobladas serían también las principales responsables de la contaminación de materia orgánica y nutrientes inorgánicos, ricos en nitrógeno y fósforo, provenientes de la orina, excrementos, plaguicidas y fertilizantes. Siendo estos contaminantes los causantes de los problemas de eutrofización en el agua [5], o bien, de la propagación de algas que disminuyen el oxígeno en el agua. Esta contaminación se da mediante los vertidos de las plantas de tratamiento de aguas residuales de los municipios y las descargas directas al alcantarillado, junto con otras fuentes de contaminación fecal provenientes de la fauna silvestre y los desechos de los animales domésticos [6]. Por su parte, la contaminación por nitrógeno en las aguas subterráneas por infiltración de aguas residuales es otro de los temas de mayor preocupación por las altas concentraciones de nitratos, lo cual puede causar graves amenazas a la salud humana, como la metahemoglobinemia en bebés alimentados con biberón.

 

Existen otras dos fuentes puntuales de contaminación del agua: la primera está relacionada con los cementerios; pareciera una película de terror, pero, en efecto, estos sitios de descanso del más allá pueden considerarse fuentes potenciales de contaminación del suelo y de las aguas subterráneas. Esto ocurre cuando no hay un sistema de recolección y tratamiento de los necrolixiviados, conocidos como efluentes (salidas de agua), que son ricos en materia orgánica y elementos inorgánicos producidos durante la descomposición de los cadáveres. Esta situación genera una contaminación significativa de nitratos, proteínas, aminoácidos, fósforo, metales pesados y microorganismos. La región, los altos niveles de precipitación y la falta de mantenimiento de las infraestructuras contribuyen a su propagación [7].

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La segunda se relaciona con los hospitales, pues requieren de una alta demanda de agua, superando la de nuestras casas, debido a cuestiones higiénicas y a la prevención de contagios. Estos grandes volúmenes de aguas residuales suelen ser vertidos en la red de alcantarillado sin previo tratamiento. Las aguas residuales hospitalarias son mezclas complejas capaces de generar importantes problemas ambientales, ya que son entre cinco y 15 veces más tóxicas que los efluentes urbanos. Por su parte, en algunos países, las aguas residuales provenientes de los hospitales tienden a verterse en fosas sépticas (sistemas de almacenamiento y tratamiento de aguas residuales domésticas), equipadas con pozos de difusión. Este tipo de vertido puede provocar la contaminación de los recursos hídricos subterráneos que la población utiliza de forma intensiva para obtener agua potable [8]. Por lo tanto, la presencia de contaminantes producidos por los hospitales en las aguas subterráneas obliga a considerar los posibles riesgos para la población local relacionados con el uso de éstas para consumo humano y agrícola.

 

Actualmente existen contaminantes orgánicos emergentes, los cuales suelen ser resistentes a su degradación, es decir, a deteriorarse, pues, por el contrario, se bioacumulan en los tejidos grasos de los seres vivos. Asimismo, son emergentes porque son contaminantes de reciente aparición y su presencia en el agua supone un riesgo latente para el ambiente y la población, ya que son difíciles de retirar del agua con tratamientos convencionales [9]. Estos agentes emergentes contrastan con las sustancias tradicionalmente utilizadas como indicadores de calidad del agua, ya que, por su reciente aparición y al desconocerse sus efectos nocivos en el ser humano y el ecosistema, no estaban previamente regulados ni monitoreados.

 

En un estudio donde se analizaron muestras de agua subterránea y aguas residuales de tanques sépticos (sistemas de tratamiento para aguas residuales) se encontraron 103 contaminantes, como productos farmacéuticos, de cuidado personal, plastificantes, aditivos alimentarios (aquellos que se adicionan a los alimentos para modificar sus características) y detergentes, por mencionar algunos. De manera que los contaminantes orgánicos emergentes no sólo pueden significar riesgos directos para la salud de los organismos acuáticos expuestos, sino también riesgos indirectos para los seres humanos a través de la ingestión de agua potable y biota (fauna y flora de una región) contaminadas [10].

 

Las principales fuentes de contaminación que influyen en la calidad del agua son: las aguas residuales domésticas e industriales sin tratar, los contaminantes de materia orgánica y nutrientes inorgánicos ricos en nitrógeno y fósforo (provenientes de orina, excremento —patógenos de la materia fecal—, plaguicidas y fertilizantes), los lixiviados de cementerios, vertimientos de hospitales y contaminantes orgánicos emergentes (como los derivados de plásticos, fármacos y detergentes). Sin embargo, también se pueden considerar los rellenos sanitarios (donde se depositan los residuos sólidos debajo de la tierra), los drenajes ácidos de minas (del agua generada por las minas) y los contaminantes provenientes de campos agrícolas. La eliminación insuficiente de contaminantes, como plaguicidas, productos farmacéuticos y de cuidado personal, puede hacer que estos se incorporen al agua potable y a la red trófica, lo que supone un grave riesgo para los seres vivos [11].

 

Por cierto, el agua rojiza que vio Aquetzali, así como la amarilla que vio Emilio se originan por el material de la tubería hidráulica por donde pasa antes de llegar a sus casas. Por lo que el color amarillo o rojizo claro se debe a la presencia de hierro, y el color rojo intenso a la presencia de manganeso [5]. Si el agua contiene nutrientes nitrogenados/fosfatados, y además, se almacena y expone a la luz solar, se promueve el  crecimiento excesivo de microalgas; lo que puede ser responsable de una gama de colores que van del pardo amarillo al verde, como el agua verdosa que vio María.

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Agua corriente no mata a la gente

 

Aquetzali llegó a contarle a su familia sobre la investigación que había hecho y a subir en su canal de YouTube varios videos sobre su trabajo de campo. Aún con la nostalgia del río y el pozo artesanal, buscó a su abuela para que le contara historias sobre cómo bebían antes el agua. Le contó muchas anécdotas sobre su infancia y su relación con el agüita, como ella le llamaba; le habló de cómo la cuidaban, la respetaban y se unían a su grandeza como un ser vivo que sentía todo lo que le hacían. Incluso le contó que cuando entubaron el agua de su pueblo bebían agua directamente de la llave, de las mangueras, de los bebederos públicos de sus escuelas. Que el agua los unía en el juego, en la majestuosidad de sus paisajes, en su calma y en la vida que les proveía.

 

Aquetzali resonó con las palabras de su abuelita y sintió cómo algo en su ser despertó, así que se prometió a sí misma que no detendría su interés por seguir aprendiendo sobre el agua y que buscaría alternativas sustentables para mejorar su calidad, invitaría a su comunidad a cuidarla y respetarla e, inclusive, ¿por qué no?, llegaría ser una influencer ecologista (y la queso). Guarda la esperanza de que los ríos se puedan regenerar para que ella y sus descendientes puedan maravillarse y gozar de su grandeza como fuente dadora de vida, pues sin el agua simplemente no estaríamos aquí.

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Agradecimientos

 

La primera autora agradece el apoyo recibido del Programa de Investigadoras e Investigadores COMECYT EDOMÉX para la realización de este artículo. Asimismo, agradecemos el apoyo recibido de la Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados (SIEA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) para la realización del proyecto: “Diseño y evaluación de un filtro doméstico alcalino para mitigar la presencia de materia orgánica e inorgánica en agua de consumo humano, con características corrosivas, en el Estado de México”, con clave 6989/2024CIB.

 

Referencias

[1] CONAGUA (2022). “Estadísticas del Agua en México 2021”. Recuperado de https://files.conagua.gob.mx/conagua/publicaciones/Publicaciones/EAM%202021.pdf

[2] Agua.org..mx (2017). “Agua en el planeta”. Recuperado de https://agua.org.mx/en-el-planeta/

[3] Gaceta Parlamentaria (2020). Año XXIII, número 5470-IV . Recuperado de https://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/64/2020/mar/20200303-IV.html

[4] Egbueri, J. C.; Ameh, P. D. y Unigwe, C.O. (2020). “Integrating entropy-weighted water quality index and multiple pollution indices towards a better understanding of drinking water quality in Ojoto area, SE Nigeria”. Scientific African, 10, pp. 1-18.   https://doi.org/10.1016/j.sciaf.2020.e00644

[5] González-Hinojosa, V.; Martínez-Miranda, V. y Linares-Hernández, I. (2023). “¿Regresarías a beber agua de la llave?”. UNIVERSITARIA, 7(46), pp. 36-40.

https://revistauniversitaria.uaemex.mx/article/view/21983

[6] Demeter, K.; Derx, J.; Komma, J.; Parajka, J.; Schijven, J. ; Sommer, R.; Cervero-Aragó, S.; Lindner, G.; Zoufal-Hruza, C.M.; Linke, R.; Savio, D.; Ixenmaier, S.K.; Kirschner, A.K.T.; Kromp, H.; Blaschke, A.P. y Farnleitner, A.H. (2021). “Modelling the interplay of future changes and wastewater management measures on the microbiological river water quality considering safe drinking water production”. Science of the Total Environment, 768, pp. 1-18.

https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2020.144278

[7] Franco, D.S.; Georgin, J.; Villarreal Campo, L.A.; Mayoral, M.A.; Goenaga, J.O.; Fruto, C.M.; Neckel, A.; Oliveira, M.L. y Ramos, C.G. (2022). “The environmental pollution caused by cemeteries and cremations: A review”. Chemosphere, 307, pp. 1-13.

https://doi.org/10.1016/j.chemosphere.2022.136025

[8] Emmanuel, E.; Pierre, M.G. y Perrodin, Y. (2009). “Groundwater contamination by microbiological and chemical substances released from hospital wastewater: Health risk assessment for drinking water consumers”. Environment International, 35, pp. 718–726. https://doi.org/10.1016/j.envint.2009.01.011

[9] Dwivedi, Y.D.; Manoj Kumar, P.; Gupta, A.; Ahalya, N.; Rana, D.; Sharma, M. y Surakasi, R. (2023). “Experimental study on the treatment of urban garment industry wastewater to mitigate groundwater contamination using a solar evaporative still”. Urban Climate, 49, pp. 10-13. https://doi.org/10.1016/j.uclim.2023.101435

[10] Gao, Q.; Blum, K.M.; Gago-Ferrero, P.; Wiberg, K.; Ahrens, L. y Andersson, P.L. (2019). “Impact of on-site wastewater infiltration systems on organic contaminants in groundwater and recipient waters”. Science of The Total Environment, 651, pp. 1670–1679.

https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2018.10.016

[11] Tröger, R.; Ren, H.; Yin, D.; Postigo, C.; Nguyen, P. D.; Baduel, C.; Golovko, O.; Been, F.; Joerss, H.; Boleda, M. R.; Polesello, S.; Roncoroni, M.; Taniyasu, S.; Menger, F.; Ahrens, L.; Lai, F. Y. y Wiberg, K. (2021). “What’s in the water?–Target and suspect screening of contaminants of emerging concern in raw water and drinking water from Europe and Asia”. Water Research, 198, pp. 1-56.

https://doi.org/10.1016/j.watres.2021.117099

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