El dios máquina
Cuaderno de raya
Cuaderno de raya es una sección en la que participan estudiantes y personas interesadas en los fenómenos científicos, con textos que pueden ser de creación literaria (cuento, poesía, ensayo, varia invención), reseñas sobre películas y libros o textos breves en los que se exponga un punto de vista propio como parte de un ejercicio de reflexión en torno a algún tema científico. Si quieres saber más, conoce nuestra convocatoria.
Recuerdo que en mi adolescencia siempre me quejaba de los defectos de mi cuerpo. Mi madre me decía que Dios nos hizo perfectos. Pero por más que intentaba ignorar los horripilantes fallos de mi diseño, no lo conseguía.
Mi desagrado iba más allá cuando el viento tocaba mi cara, cuando sentía frío, calor, cuando el agua tocaba mi piel; sentía repulsión por el hecho de que debíamos respirar para vivir; tomar agua y comer alimentos sólo para después tener que expulsarlos. Odiaba todo el tiempo que se desperdiciaba al verme obligado a dormir.
Desde que tengo memoria odiaba el ruido de las personas al comer, respirar, caminar; el calor y olor que emanan en el transporte público; la incesante necesidad de la especie humana de querer interactuar en todo tipo de entorno, en la escuela, en el trabajo, supermercado, gimnasio y demás. En ninguno de esos escenarios entendían que no me interesaba entablar conversación.
En el trabajo, el ruido que mis compañeros hacían al golpear sus escritorios con sus dedos, al presenciar la inefectividad de sus procesos, el no poder dedicarme de lleno a lo que me gustaba por necesidades biológicas, todo me era insoportable.
La primera vez que me di cuenta de la inefectividad de la carne, fue cuando era niño, después de una fractura de dedo. Éste no soldó bien y ya no lo pude mover como antes. Era diferente a los aparatos electrónicos o mecánicos que pueden volver a su máxima funcionalidad al remplazar una pieza por otra. Vi cómo familiares dejaban de hacer actividades que amaban por una operación, aun si todo salía bien; su cuerpo no volvía a ser el mismo y en muchas ocasiones se volvían incapaces de hacer nuevamente un movimiento o actividad en específico.
Y no me hagan hablar de los errores de diseño de nuestros ductos, rodillas, columnas, piernas… Si mi madre en verdad tenía razón y un dios nos creó, sólo puedo concluir que ese dios es un artista, mas no un ingeniero. Pero yo sí.
Harto, decidí ponerle fin a este sufrimiento y expandir mis conocimientos, estudiando las carreras necesarias para mi transformación. Empecé a modificar mi cuerpo para liberarme de la horripilante condición que me tenía atado a un cuerpo. No me importó estudiar hasta que mis ojos se deterioraran sin remedio, mis articulaciones se desgastaran, y mis órganos empezaran a fallar. No, un cuerpo tan débil y fácil de acabarse no es digno de mí.
En el campo científico alabaron mis descubrimientos en robótica y medicina; mis colegas eran unos pobres insectos que desconocían la magnitud de mis invenciones, el alcance de mis microprocesadores, la toma de decisiones de mis inteligencias artificiales y la capacidad de movimiento de mis prótesis mecánicas.
Pero en los momentos finales conseguí llegar a la meta: liberarme de mi prisión de carne. Al fin conseguí transferir mi cerebro a un cuerpo cien por ciento mecánico, con cerebros auxiliares capaces de incrementar mi poder intelectual, un cuerpo capaz de seguirme el ritmo.
Ya no sentía el aire en mi piel, ya no tenía que respirar o comer… Me había librado. Sólo me faltaba algo. De todo lo que hice esto fue lo más fácil, bastó una imagen y una melodía en un video corto. Una imagen que el cerebro humano no puede procesar y causó que dejara de funcionar a las doce horas de verla. La melodía del video estimulaba al máximo las áreas de placer del cerebro, te obligaba a querer compartir el video por todos lados, a todas las personas posibles. Eso fue todo lo que se necesitó para arrasar con la mayoría de la especie humana.
Ahora sólo me falta deshacerme de los humanos faltantes, de las plantas, de los animales, del musgo, de las bacterias y de los insectos.
Eliminar todo lo que sea orgánico, crear un mundo máquina.
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