Cuaderno de raya es una sección en la que participan estudiantes y personas interesadas en los fenómenos científicos, con textos que pueden ser de creación literaria (cuento, poesía, ensayo, varia invención), reseñas sobre películas y libros o textos breves en los que se exponga un punto de vista propio como parte de un ejercicio de reflexión en torno a algún tema científico. Si quieres saber más, conoce nuestra convocatoria permanente.

La conquista del espacio

Que los soviéticos llegaron a la Luna antes que
los norteamericanos, en 1966 –cuando mi madre contaba,
si es que contaba, apenas con tres años–, es una verdad
según en qué parte del planeta hayas crecido.

Que la huella ecológica del hombre ha rebasado la Tierra,
y alcanzó a Venus, Marte, Titán, un cometa y dos asteroides,
es una verdad según en qué galaxia hayas crecido.

Que la oportunidad y la curiosidad no mataron al gato,
y continúan merodeando por fuera de la caja, prueba
que la sabiduría depende del tamaño del arenero.

Que Buzz Aldrin no hizo ni el más mínimo ZzZZz,
y nadie lee ni recuerda el segundo ni el tercer nombre
de una entrada en la lista de referencias bibliográficas,
es una verdad que depende sólo de los lunáticos.

La invisibilidad más oscura

Un equipo de astrónomos pescó una estructura invisible flotando en
el espacio. Sugieren que podría ser la esencia de la materia: átomos de
los que están hechas todas las cosas que vemos, y las que no vemos,
también.

El problema con estas gigantescas campanas, además de ser invisibles
y de que sólo pueden detectarse mediante telescopios de fuerza
atómica, es que, al ver a través de ellas, se asusta lo que queda en
frente, es decir, lo que está detrás.

De ahí donde no estamos, deviene en la estrecha zona de sombra el
reflejo de tantos otros que pudimos ser.

Tycam Engineering Manufacturing Inc.

Todo empezó intentando obtener datos sobre la Tycam Engineering Manufacturing Inc., una
empresa de Houston, Texas, a la que se adjudicaron millones para elaborar las treinta y cuatro
plumas que viajaron a la Luna.

Aunque pronto aventajaron a los lápices en las misiones de la Nasa, el invento que salvó a
los tripulantes del Apolo 11 en su regreso a la Tierra no fue ninguna de las plumas espaciales
de Fisher, sino el Sharpie, fijado con velcro, que usaba Buzz Aldrin en la redacción de su
bitácora de vuelo.

Aldrin reservaba sus plumas para soñar con lo que haría en su regreso a la Tierra: planes
incendiarios, fechas sin concretar.

Última gravitación

Los insectos  nos vemos irresistiblemente atraídos hacia la luz, por más que nos escondamos
debajo de la hojarasca o entre fragmentos de asteroide y su negro caparazón.

Negro para absorber el reflejo del sol en los circuitos, negro perenne del cielo sin atmósfera
y negra su noche de iluminación perpetua en la que la luz abunda, se acerca y se aleja sin que
podamos verla, cargada hacia los rojos, y más allá, hacia los infra, capaces de propagarse en
el vacío, anestesiados por el éter. Inocentes porque ignoramos que sólo en universos
moribundos la luz reina por completo, morimos al voltear, desorientados, en busca de lo que
dejamos atrás.

Pero eso no lo sabe el sembradío de garabatos creciendo en la noche de los cristales rotos.

Programa Intergaláctico de solidaridad

Un par de jóvenes descubrió
el número más largo jamás contado,
tiene 23 millones de ceros.

Pero ni todas sus cifras juntas
alcanzan para consignar
los extremos a los que llegamos
con tal de brillar.