Un horizonte en común: las cooperativas sociales
Caleidoscopio
La historia de El Lórax, originalmente escrita por el Dr. Seuss en 1971 y después adaptada a una película animada en 2012, se trata de un guardián del bosque y se sitúa en un mundo en el que ya no existen los recursos naturales, donde tienes que comprar el oxígeno para respirar y los árboles son mera decoración artificial. Todo esto porque El-Una-Vez, el narrador de la historia, acabó con ellos para producir su invento exitoso: una bufanda multiusos. Este cuento nos habla sobre los límites y los peligros del crecimiento desmedido y al mismo tiempo nos hace preguntarnos de dónde viene nuestra comida, los objetos decorativos de nuestra casa, etcétera. ¿Acaso las empresas que los realizaron consideraron el bien común de la sociedad y de los recursos naturales? ¿Cuántas personas fueron beneficiadas realmente?
Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo donde la comodidad vale más que el medio ambiente, y en el que no importa de dónde salen las cosas que compramos mientras estén en nuestra casa y sean funcionales. En El Lórax se plantea que la sociedad debe encontrar un equilibrio y afortunadamente hoy en día ya se está adoptando una vida más sustentable. Este concepto se popularizó a partir de 1987, en el informe de las Naciones Unidas denominado Brundtland o también llamado “Nuestro futuro común”. En éste se partió de la idea central de que no puede haber desarrollo si la base se deteriora, es decir, sin los recursos naturales; es como si le quitaras las patas a una mesa, se cae, ¿verdad? Por lo que se definió el desarrollo sustentable como “el desarrollo que satisface las necesidades de la generación del presente sin comprometer la disponibilidad de recursos para satisfacer las necesidades de las generaciones futuras” [1].
Pero eso no es todo, la sustentabilidad también puede ser un bonito triángulo equilátero. En los años 90 se introdujo el concepto de “triángulo de la sustentabilidad”, específicamente para las empresas, conformado por calidad ambiental, prosperidad económica y justicia social [2, 3]. Los tres elementos tienen que estar agarrados de la mano y ser alcanzados al mismo tiempo para que una empresa obtenga un desarrollo sustentable ideal. Desafortunadamente, a los dueños de las grandes empresas sólo les importa generar mucho dinero en poco tiempo, dejando de lado las consecuencias negativas en la sociedad y el medio ambiente, como pasó con El-Una-Vez, cuya ambición corrompió su consciencia. ¿Existe una alternativa más amigable con la naturaleza, la economía y la sociedad?
En busca de la conciencia colectiva
Una de las alternativas que presentamos aquí, al menos a nivel regional, son las cooperativas sociales, que representan esfuerzos locales que otorgan una oportunidad para evitar el saqueo de recursos naturales, y que contribuyen a la conservación de la naturaleza y la integración de las personas en su comunidad, permitiéndoles así tomar el mando de su propio desarrollo.
Las cooperativas sociales son grupos de personas organizadas que tienen intereses en común y que se ayudan mutuamente, formando una comunidad, con el propósito de satisfacer sus necesidades, tanto colectivas como individuales [4]. De acuerdo a la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) [5], en el mundo, las cooperativas cuentan con 1000 millones de socios y generan 100 millones de empleos, es decir, ¡20% más que las firmas multinacionales! No te la esperabas, ¿cierto?
En México, las pequeñas y medianas empresas constituyen el 99% del total de empleos. En este porcentaje se encuentran las sociedades cooperativas, cuyos miembros suman un aproximado de ¡8 870 000 socios! Estas cooperativas tienen en común la responsabilidad social, la democracia, la equidad, la solidaridad, el cuidado de los recursos naturales y, sobre todo, que no buscan únicamente crear riquezas, sino generar desarrollo de manera sustentable. Uno de sus principios importantes es que todos los integrantes participan igualitariamente en la toma de decisiones y distribuyen el trabajo de manera equitativa, es decir, no hay miembros con más autoridad que otros. Los valores y principios que rigen a las cooperativas sociales dan paso a crear una comunidad en la que haya calidad ambiental, prosperidad económica y justicia social, ¿te suena? Así es, el triángulo de la sustentabilidad.
Si El-Una-Vez, en lugar de depredar los recursos naturales del bosque, hubiera seguido estos principios y valores y creado una cooperativa social con el Lórax y los animales del bosque, el resultado habría sido completamente diferente.
Desafortunadamente, esta economía social de las cooperativas, aunque ha sido de las más sustentables desde sus orígenes y conforma una gran parte de la economía nacional, en México no es tomada en cuenta como debería. Para visibilizar a las cooperativas sociales se necesita estudiarlas más, evaluarlas y organizar el conocimiento acerca de ellas y así dejar de verlas como una opción que no es viable. Una de las formas para lograr esto es evaluando qué tan sustentables son.
Menos bufandas, más naturaleza
Medir la sustentabilidad en una cooperativa no es una tarea para nada fácil, debido a que los tres elementos del triángulo son complejos y dependen de factores que pueden variar en cada cooperativa. Regularmente, en los estudios para medir la sustentabilidad se ocupan indicadores, que integran aspectos ambientales, económicos y sociales. Estos evalúan, dan seguimiento y predicen tendencias [6]. Y en el caso de las cooperativas, los indicadores sirven para valorar el desempeño al lograr las metas y objetivos que estas mismas se fijan.
Sin embargo, al aplicar el uso de los indicadores para medir la sustentabilidad, el Lórax se enfrentaría con un primer problema. Los indicadores que se muestran en estudios previos pueden ser específicos a la actividad económica que realizan, como las cooperativas dedicadas a pesca, agricultura o ganadería, entre otras, por lo que el Lórax habría tenido que crear un nuevo “kit” de indicadores particulares para medir la sustentabilidad de la producción de la bufanda multiusos de El-Una-Vez. El segundo problema al que se enfrentaría sería que los estudios normalmente son cualitativos. Un ejemplo de esto es sustentabilidad “baja”, “media” o “alta”, es decir, no permiten un valor numérico.
El Lórax se encuentra ante la necesidad de un modelo más general de indicadores, que se pueda aplicar a diferentes tipos de cooperativas y con el que se pueda generar resultados cuantitativos e integrarlos en un valor único. La información que nos dan los indicadores por si solos está fragmentada, como un rompecabezas, y todavía no permite medir claramente la sustentabilidad, por lo que se deben de juntar todas las piezas para obtener un valor único, a lo que llamamos índice.
Los índices son una medida estadística que nos permite valorar y comparar los cambios o variaciones de una magnitud a lo largo del tiempo y espacio. En este caso, estamos hablando de un Índice de Sustentabilidad (IS), en donde los valores más altos corresponden a cooperativas que presentan un buen desempeño en los tres vértices del triángulo de sustentabilidad y, por tanto, los valores más bajos, un mal desempeño.
Las cooperativas sociales, junto con su respectiva evaluación, ayudan a alcanzar la sustentabilidad a nivel local, regional e incluso a nivel nacional; no sólo por sus principios, sino por sus acciones se basan en el trabajo en equipo, tomando en cuenta el contexto social, económico (tanto de los miembros como de los consumidores) y la preservación del medio ambiente. De esta manera podemos ver que los IS pueden impulsar a las cooperativas al brindar información acerca de estas, abriendo la posibilidad de compararlas entre ellas, ayudar en la toma de decisiones, crear políticas públicas estratégicas y apoyos gubernamentales, entre otras funciones que les permitan ser más eficientes al momento de operar, y de esta manera,
promover la sustentabilidad en México y el cuidado de los recursos naturales.
Unos de los casos de éxito de cooperativas sociales mexicanas es el movimiento cooperativo indígena “Tosepan Titataniske”, que es un conjunto de cooperativas que se encuentra en las comunidades de la Sierra Nororiental de Puebla. Sus actividades van desde la producción de café orgánico, miel de abeja melipona y productos cosméticos, hasta proyectos económicos y comunitarios como la Caja de Ahorros Tosepantomin o la cooperativa Tosepan Kali que trabaja en el ecoturismo y hospedaje. Este movimiento tiene un fuerte compromiso con el ambiente, la educación, la equidad y la defensa del territorio.
Tal vez las cooperativas sociales no sean una solución inmediata ni a gran escala, pero conocer acerca de ellas, impulsarlas y otorgarles herramientas (indicadores e Índice de Sustentabilidad) a los miembros, con las que puedan conocer qué tan eficientes son en los tres vértices de la sustentabilidad, es de mucha ayuda y trae un gran beneficio al medio ambiente, a las comunidades y a la economía del país.
¿Qué habría pasado si El-Una-Vez y el Lórax hubieran aplicado los indicadores de sustentabilidad y sacado el IS? Probablemente, la perspectiva y actitudes de El-Una-Vez cambiarían al ver sus índices tan bajos, los árboles no se habrían acabado y hubiera podido seguir produciendo y mantenerse económicamente, conservando así el hogar de los animales. Incluso el Lórax habría tenido una herramienta más para convencer a El-Una-Vez de utilizar los recursos naturales conscientemente y, tal vez, crear una cooperativa social con los animales del bosque y el mismo Lórax. Habría sido una opción viable a la gran devastación.
Referencias
[1] UN, (Naciones Unidas). (s/f). Sostenibilidad | Naciones Unidas. United Nations; United Nations. https://www.un.org/es/impacto-acad%C3%A9mico/sostenibilidad
[2] Nijkamp, P., van den Bergh, C. J. M., y Soeteman, F. J. (1990). Regional Sustainable Development and Natural Resource Use. The World Bank Economic Review, 4(suppl_1), 153–188. https://doi.org/10.1093/wber/4.suppl_1.153
[3] Elkington, J. (1998). Cannibals With Forks: The Triple Bottom Line of 21st Century Business. New Society Publishers. http://gen.lib.rus.ec/book/index.php?md5=8a8787621585fdf7e954e966ea5401eb
[4] Ley General de Sociedades Cooperativas. (1994). Ley General de Sociedades Cooperativas. Diario Oficial de la Federación, 35.
[5] ACI (Alianza Cooperativa Internacional). (s/f). Datos y cifras. https://www.ica.coop/es/cooperativas/datos-y-cifras
[6] Pérez Modragón, A. R. (2002). ¿Qué son los indicadores? Revista de Información y análisis, 19, 7.
Hacemos otras tres paradas breves para asegurarnos de que en realidad el fuego está agotándose. Y ésa parece ser la palabra más adecuada. Siete días de combate; también el fuego se cansa, se le acaban los recursos y termina por rendirse. Aquí también es cuando entiendo que el combate al fuego nunca es directo. No se ataca directamente a las llamas, sólo se intenta limitar su avance, cortarle escapes, cerrando camino y dejando que se autoconsuma. Que queme hasta que se agote. En parte, porque el fuego está cumpliendo una función, no hay que eliminarlo, sólo no permitir que se salga de control.
Para saber más
Díaz de León, D., Díaz Fragoso, O., Rivera, I., & Rivera, G. (2021). Cooperatives of Mexico: Their Social Benefits and Their Contribution to Meeting the Sustainable Development Goals. Social Sciences, 10(5), Art. 5. https://doi.org/10.3390/socsci10050149
Espinoza-Guzmán, M. A., Pineda López, M. del R., Sánchez Velásquez, L. R., Ruíz Gómez, M. G., & López Espejel, Z. I. (2019). La sustentabilidad en tres empresas sociales de la región de los Tuxtlas, Veracruz, México. Sociedad y Ambiente, 18, 231–254.
Hernández Herrera, C. A., Sánchez Rodríguez, S., Díaz Fragoso, O., Hernández Herrera, C. A., Sánchez Rodríguez, S., & Díaz Fragoso, O. (2018). Empoderamiento y cooperativismo femenino, tres estudios de caso de cooperativas lideradas por mujeres en la Ciudad de México. Acta universitaria, 28(5), 72–83. https://doi.org/10.15174/au.2018.1642
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