Un extraño llega a casa

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Un extraño llega a casa

La Tierra

Un extraño llega a casa

En la película Up: una aventura de altura se nos presenta una bonita historia de amor desde la infancia de dos niños hasta que son adultos mayores. Después de la muerte de su esposa, el señor Fredricksen vive en la casa que construyeron juntos y que ha habitado desde hace años. Pero su paz se ve alterada por la llegada de unos intrusos, trabajadores de una constructora que pretenden obligarlo a desalojar su amada casa.

 

Esta indignante situación se repite en la vida real: en la naturaleza, en muchos ríos y lagos de distintas partes del mundo en donde cada vez más peces intrusos le quitan sus casas a otros peces que han vivido en ese lugar toda su vida. Tristemente, este escenario no siempre tiene un final feliz, como el que se presenta en la película. En este caso, si los peces pierden su casa, pueden perderlo todo, incluyendo a su pareja, a sus hijos y, muchas veces, hasta su vida.

Fotograma de la película Up: una aventura de altura (Pixar).
Fotograma de la película Up: una aventura de altura (Pixar).

Hogar dulce hogar

 

Para un pez es importante encontrarse instalado cómodamente en un refugio, es decir, en su casa, donde puede descansar, alimentarse, estar protegido e incluso cuidar a su pareja y a sus hijos. Además, viviendo en sitios como los ríos, los peces pueden estar tranquilos en su refugio sin que las condiciones a su alrededor los molesten mucho, como las fuertes corrientes, los depredadores e incluso el ser humano. Cuando los peces están dentro de su refugio, ahorran tiempo y esfuerzo debido a que no necesitan estar alerta o en constante movimiento, por lo que pueden dedicarse a otras actividades, como reproducirse [1].

 

En Up, la constructora le ofrece al señor Fredricksen otros lugares para vivir; sin embargo, por distintas razones él prefiere quedarse en su hogar. En esto se parece a los peces, pues también suelen ser exigentes al escoger su refugio, ya que no todos ellos son tan buenos para esconderse o para mantener a salvo a sus hijos. En los ríos y los lagos, los peces pueden ocupar piedras, ramas, plantas y otros materiales como refugio; cada uno de estos refugios tiene un valor diferente dependiendo de cuánto los proteja contra distintas amenazas. Los peces, al igual que el señor Fredricksen, valoran mucho aquellos refugios en donde han pasado la mayor parte de su vida, ya que han invertido mucho tiempo y energía en cuidarlo y mantenerlo.

 

Para que quede claro, los peces “nativos” son los que han vivido en un mismo lugar durante mucho tiempo; los peces “invasores” son los que se la pasan “robando” casas. Estos peces últimos llegan a lugares, se establecen, se alimentan y se reproducen con éxito. ¿Y adivina qué?, todo esto lo hacen a costa de la tranquilidad de los peces nativos.

 

Un famoso y sonado ejemplo es el pez león, que ha llegado a invadir los mares mexicanos y ha modificado algunas áreas haciéndolas inhabitables para los peces que antes vivían ahí. Sin embargo, no es el único caso y el océano tampoco es un sitio exclusivo en el que ocurren estos eventos. En los ríos y lagos, las especies invasoras son en su mayoría peces y esto es realmente preocupante por los posibles riesgos ecológicos, como la desaparición de especies nativas [2]. Y es que estos ríos y lagos son los que contienen a casi la mitad de especies de peces en todo el mundo [3].

 

Sin irnos tan lejos, los peces invasores han causado la extinción de más del 40% de los peces en nuestro país. En menos de tres décadas, el número de especies invasoras ha aumentado a más del doble [4]; esto demuestra que es un asunto por el cual preocuparse y que, para resolverse, falta mucho. Un punto importante de este problema es la acuicultura, que es una actividad dedicada a cultivar y producir especies acuáticas y resulta de suma importancia económica a nivel local y mundial. Sin embargo, las especies que suelen cultivarse son invasoras. Cuando no hay buenas estrategias que regulen esta actividad, pueden ocurrir accidentes como que los peces se escapen y se terminen estableciendo en ríos y lagos donde no deberían [4]. Esto suele ser frecuente en nuestro país.

¡Consigue tu propia casa!

 

La extinción de peces nativos es el peor escenario imaginable cuando llegan peces invasores a un nuevo lugar, pero también pueden ocurrir otras situaciones desagradables. Definitivamente, la convivencia con especies invasoras no beneficia a los peces que ya habitaban en el lugar. Estos invasores pueden llegar y provocar cambios, comerse a los peces nativos y competir con ellos por comida o casa, recursos que son indispensables para vivir y que no se encuentran en abundancia [5].

 

A veces es muy claro quién será el ganador en una pelea por refugio o comida. Hay que considerar que muchos invasores llevan años siendo “mejorados” para la acuicultura, es decir, que se van seleccionando a los peces con las mejores características, como una especie de “súper peces”. O incluso hay otras especies de peces que ya tienen una gran tolerancia a diferentes condiciones, por lo que son capaces de establecerse en casi cualquier lugar. Ya sea por la acuicultura o simplemente por su biología, las especies invasoras suelen tener mejores cualidades que los infortunados peces nativos que, además, no están acostumbrados a esta competencia [5].

 

Todos los beneficios que un refugio les brinda a los peces pueden ser arrebatados por los invasores que sean más hábiles, y tristemente los peces nativos no cuentan con miles de globos para llevarse su casa a otro lugar, como lo hizo el señor Fredricksen.

Foto de Luis Miguel Burciaga Cifuentes.
Foto de Luis Miguel Burciaga Cifuentes.

Actualmente, no hay muchas investigaciones que nos informen cómo los peces compiten por un refugio. Se han realizado algunos experimentos con góbidos, que son unos pececillos muy diversos y de colores, donde se ha observado que los invasores son los que ganan los refugios que los nativos prefieren por ser más útiles [6, 7].

 

En diversos ríos y lagos de México se percibe esta competencia por refugio entre peces, por ejemplo, la mojarra mexicana nativa del río Balsas y cuatro especies de peces invasores. Aunque la mojarra suele ganar las peleas con los invasores, invierte mucha energía en ello, lo que puede causar que no sobreviva. Es posible que estas peleas entre peces estén sucediendo en varias partes del río Balsas, en donde existen 16 especies de peces introducidas, número que supera a las especies nativas [8].

 

No hay peor ladrón que el de tu misma mansión

 

La pelea por refugios también puede ocurrir entre familiares, como ocurre en Navidad cuando todos los tíos y los primos se pelean por los terrenos de la abuela. Tal es el caso de dos tipos muy similares de bagres, que son como “primos-hermanos”: el bagre nativo del Balsas (Ictalurus balsanus) y el bagre de canal (Ictalurus punctatus), una especie invasora. Estas dos especies conviven muy de cerca en el río Balsas y tienen gustos similares en cuanto a refugios, pues prefieren casas hechas de piedras o madera [9]. La cantidad de bagres de canal han aumentado debido a que es una especie que se cultiva y comercializa en abundancia. Es necesario saber si el bagre de canal le está robando refugios al bagre del Balsas, que es una especie nativa y es parte importante de la cadena alimenticia dentro del río y, además, es muy valiosa para la dieta de los pobladores que pescan y viven cerca [10].

Foto de Luis Miguel Burciaga Cifuentes.
Foto de Luis Miguel Burciaga Cifuentes.

Los efectos de los peces invasores sobre los nativos pueden ser muy variados. Un aspecto importante y poco estudiado es lo dañino que podría resultar para los peces nativos si su refugio les es arrebatado o si se ven obligados a competir por él contra una especie invasora más hábil. Con el aumento de estos intrusos en las aguas de nuestro país, se requiere de acciones inmediatas como vigilar y estudiar las posibles peleas con las especies nativas, para poder protegerlas como en el caso del bagre del Balsas.

 

En busca de un final feliz estilo Disney

 

Si se enfrentan con competidores más fuertes y hábiles, los peces nativos normalmente no tienen más remedio que abandonar su casa. A diferencia del señor Fredricksen, los peces puede que no obtengan un final feliz, pues dejar su casa afectará a sus hijos o directamente a su supervivencia. Es probable que a todos nos parezca horrible lo que hace la empresa constructora al viejito en la película, sin embargo, no está muy alejado de la vida real.

 

Constantemente, el ser humano altera la naturaleza con sus actividades y provoca que muchas especies de peces invadan los sitios que les correspondían a las nativas. En la actualidad, estos “desalojos” de especies nativas son cada vez más frecuentes en nuestro país. Sin embargo, para que las especies nativas puedan tener un final al estilo de Disney, y conservar sus casas, es importante que conozcamos más sobre su biología, así como realizar un manejo adecuado durante el cultivo de los peces intrusos. Conocer y valorar las especies nativas de peces puede ser un buen punto de partida para protegerlas y, al mismo tiempo, proteger el ambiente donde viven.

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Referencias

 

[1] Millidine, K. J., Armstrong, J. D., & Metcalfe, N. B. (2006). Presence of shelter reduces maintenance metabolism of juvenile salmon. Functional Ecology, 20(5), 839-845.
[2] Strayer, D. L. (2010). Alien species in fresh waters: ecological effects, interactions with other stressors, and prospects for the future. Freshwater biology, 55, 152-174.
[3] Nelson, J.S. (2006). Introduction. En: Fishes of the world. EUA: John Wiley, 3-11.
[4] Contreras-Balderas, S., Ruiz-Campos, G., Schmitter-Soto, J. J., Díaz-Pardo, E., Contreras-MacBeath, T., Medina-Soto, M., Zambrano-Gonzáles, L., Varela-Romero, A., Mendoza-Alfaro, R., Ramírez-Martínez, C., Leija-Tristán, M. A., Almada-Villela, P., Hendrickson, D. A., & Lyons, J. (2008). Freshwater fishes and water status in México: A country-wide appraisal. Aquatic Ecosystem Health, 11, 246-256.
[5] Bøhn, T., Amundsen, P. A., & Sparrow, A. (2008). Competitive exclusion after invasion?. Biological Invasions, 10(3), 359-368.
[6] Van Kessel, N. V., Dorenbosch, M., Boer, M. D., Leuven, R. S. E. W., & Velde, G. V. D. (2011). Competition for shelter between four invasive gobiids and two native benthic fish species. Current Zoology, 57(6), 844-851.
[7] Cartwright, A., Gebauer, R., Vanina, T., Stejskal, V., & Drozd, B. (2019). Shelter competition between mature non-indigenous western tubenose goby (Proterorhinus semilunaris) and immature invasive round goby (Neogobius melanostomus) for plants and rocks. Biological Invasions, 21(8), 2723-2734.
[8] Mercado-Silva, N., Mejía-Mojica, H., & Romero-Espín, L. T. (2020). Los peces invasores como amenaza a los recursos dulceacuícolas. En: CONABIO (Eds.), Estudio de Estado 2 (Vol. III). México: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, 225-229.
[9] Mejía-Mojica, H., Paredes Lira, M. E., & Beltrán López, R. G. (2013). Primer registro y establecimiento del bagre de canal Ictalurus punctatus (Siluriformes: Ictaluridae) en un tributario del Río Balsas, México. Hidrobiológica, 23(3), 456-459.
[10] Paredes-Lira, M.E. (2013). Aspectos socioeconómicos de la pesquería del bagre Ictalurus balsanus en el río Amacuzac, Morelos (tesis de maestría). México: UAEM, Cuernavaca.

 

Foto de portada: Josué Heredia

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