La dieta, un superpoder entre nosotros

Menu

La dieta, un superpoder entre nosotros

SER HUMANO

La dieta, un superpoder entre nosotros

20/01/2023

El surgimiento de una idea

 
Algo que nos ha regalado el cine es ver cómo problemas tan complicados pueden ser superados con el avance tecnológico. Por ejemplo, el famoso cine de superhéroes. Marvel nos ha entregado dos personajes con lesiones medulares que pudieron volver a caminar con ayuda de la tecnología: tenemos al joven Charles Xavier de los X-Men que, tras ser herido de bala –una bala que desvió Magneto–, comenzó a usar un fármaco que le ayudaba a caminar, aunque eso implicara perder sus poderes; y también se encuentra el amigo de Tony Stark, War Machine, quien, después de sufrir una enorme caída, utilizó una especie de piernas robóticas con las cuales logra dar pasos.
 

En la vida real las cosas son diferentes: el actor que fue el primer Superman, Christopher Reeve, sufrió una caída de caballo y perdió toda movilidad. Llegó a vivir 52 años. Ya sea ficción o no, el daño medular es letal, y no por producir una gran cantidad de muertes, sino porque te deja sin la capacidad de desplazarte libremente. Sin embargo, hay una alternativa para recuperarse: el superpoder de la dieta.

Fotograma de la película Superman (1978)
Fotograma de la película Superman (1978)
La idea de que la dieta sea un factor terapéutico para la lesión medular tiene sus orígenes con los griegos, pero no se utilizó para problemas medulares, sino para la epilepsia. Ellos sometían a sus pacientes a periodos de ayuno, esos tiempos largos sin comer que normalmente te piden cuando te hacen estudios de laboratorios. En varios escritos se menciona que las personas que sufrían este padecimiento ayunaban durante años, lo que provocaba la disminución de episodios con epilepsias [1]. Incluso podemos encontrar algunas menciones en la Biblia sobre este tipo de terapia.
 

Entre los años 1911 y 1922, se hicieron más investigaciones en las que participaron niños y adultos, que fueron sometidos a periodos de ayuno y en consecuencia sus epilepsias disminuyeron [2]. Hasta este punto parece que no hay nada relacionado con la lesión medular, sin embargo, las epilepsias son causadas o más bien provocadas por algún defecto del sistema nervioso, donde se presenta una falla: por ejemplo, una liberación de neurotransmisores excitatorios –sustancias que ayudan a que se activen las células nerviosas–, que provocan una actividad muy marcada y acelerada. Gracias a las dietas o el ayuno, aumentan los cuerpos cetónicos, los cuales generan una liberación de sustancias químicas propias del sistema nervioso, que relajan y calman la actividad neuronal. Es decir que estos métodos son de mucha ayuda en lesiones en el sistema nervioso central, ya sea epilepsia o daño medular. El más utilizado es la dieta cetogénica; de ella vamos a hablar ahora.

Patrick Stewart como Charles Xavier de X-Men (2000)
Patrick Stewart como Charles Xavier de X-Men (2000)

La esperanza radica en la alimentación

 
En los 70 aparece el término dieta cetogénica. Muchos se preguntarán de qué se trata y qué fundamento científico puede tener para curar una lesión en la médula espinal, que no es poca cosa. Y es que pensar que comer cierto tipo de alimento puede hacerte caminar es una locura. Todos sabemos que el alimento es indispensable. El cuerpo humano es como una máquina y requiere combustible, como un carro necesita gasolina. En cada alimento vamos a obtener glucosa y tendrá un efecto a nivel molecular: se producirá energía para que nuestro organismo funcione correctamente. A lo largo de nuestra vida la glucosa será indispensable; llega a todos los órganos por las arterias y nutre cada célula para que éstas lleven a cabo su trabajo.
 
Pero, ¿qué ocurre si las arterias se tapan, si los aportes de comida disminuyen –como ocurre en el ayuno– o si el alimento es alto en grasas y bajo en carbohidratos, como en las dietas cetogénicas (que llegan a incluir huevos, carnes, pescados, nueces o semillas)? Pensar que el cuerpo humano o en general la naturaleza sigue rutas ya establecidas (el organismo tiene más de una ruta para producir energía en caso de que una falle, algo así como un plan b), sería un gran error de nosotros. Siempre hay alternativas que el cuerpo produce para contrarrestar alguna deficiencia. En el caso de la disminución de la comida y de la glucosa, el organismo genera energía por medio de las grasas, que se vuelven en ese caso la principal fuente de energía; dicho proceso es realizado en su mayoría en el hígado y da como resultado los cuerpos cetónicos. Estos aumentan de cantidad cuando ingerimos alimentos de una dieta cetogénica; a este proceso podremos llamarlo: cambio metabólico.
 
Imaginemos que nuestro cuerpo es un carro híbrido: normalmente, utiliza la gasolina como principal fuente de energía (glucosa), pero cuando es insuficiente requiere una fuente alternativa, el motor eléctrico (cuerpos cetónicos). La importancia del ayuno y de las dietas cetogénicas es que son mecanismos en los cuales el organismo produce una mayor cantidad de cuerpos cetónicos, que serán clave para algunas enfermedades nerviosas como Alzheimer, Parkinson, traumas en cerebro y particularmente lesión medular [3].
 

Durante estos últimos años se han realizado investigaciones respecto cómo aplicar esta dieta. Menciono estas enfermedades neurodegenerativas por la relación de la médula espinal con el sistema nervioso, pero los aportes van más allá. Los cuerpos cetónicos funcionan muy bien durante periodos largos, no permanentes, así que la batería del carro te servirá por un rato, no obstante, habrá que llenar el tanque de gasolina en algún momento.

Alimentos de una dieta balanceada
Alimentos de una dieta balanceada

Un combustible fuera de toda proporción 

 
Hablamos de que los cuerpos cetónicos tienen un rol durante las epilepsias y en otras enfermedades. La médula espinal es un órgano delicado y recuperarse de una lesión es difícil, pues los tratamientos farmacológicos son mínimos y con efectos secundarios. Cuando existe el daño medular, se produce un efecto dominó: primero se origina la lesión primaria, es decir el origen de la lesión (que puede ser una fractura que comprima la médula espinal, fragmentos de huesos que perforan el órgano, alguna vertebra que ocupa un lugar que no le corresponde y presiona a la médula espinal, o heridas de bala o de arma blanca). Enseguida, tenemos nuestra lesión secundaria, que corresponde a los cambios que se producen en las células donde se acumulan, una neurona empieza a perder su conformación, el microambiente que se encuentra al interior de cada célula cambia de forma radical. Dentro de cada célula se mantiene una cantidad de iones como el sodio, calcio, potasio, entre otros.
 
Imaginemos que estos iones pasan por una entrada, como si fueran a un concierto o un partido de futbol. Al entrar y salir deben mostrar su pase y así la célula tiene un control de lo que entra y sale. Cuando existe esta alteración del microambiente, cada ion pierde su entrada; los guardias de seguridad que revisan las entradas dejan de realizar su función. Esto provoca que tanto los iones al igual que otro tipo de células (como las células inflamatorias externas a la médula) entren y provoquen un caos dentro de las neuronas, hasta matarlas.
 
Es natural que al golpearnos se inflame la parte afectada y en unos días disminuya; técnicamente, es una respuesta del cuerpo, sin embargo, cuando se daña la médula esta inflamación se mantiene durante un mayor tiempo. El acumulo de daño genera muerte celular y a su vez provoca que las personas sufran de pérdidas de funciones, como dejar de sentir y de moverse.
 

Pero existe una forma de contrarrestarlo. En estudios donde se han utilizado animales, se ha comprobado que las dietas ayudan a reducir este daño, se logra una recuperación más rápida con respecto a otros tratamientos estudiados y su administración es sencilla [4]. El efecto ocurre cuando los cuerpos cetónicos aumentan, viajan por la sangre y, al llegar a la médula espinal, hacen su trabajo. Una vez en el ambiente medular, pueden ingresar a las células del sistema nervioso. Pensemos en la neurona, la célula más conocida del sistema nervioso, y que también se encuentra en la médula espinal. Analizando brevemente una célula, veremos que tiene forma de un huevo estrellado: la yema es nuestro núcleo y la clara nuestro citoplasma. Dentro de la clara podremos encontrar otras estructuras que son fundamentales para que una célula pueda funcionar, pero, para fines prácticos, mencionaremos el que podría ser la estructura más importante, la mitocondria.

Célula/huevo: 2014 Terese Winslow LLC U. S. Govt. has certain rights
Célula/huevo: 2014 Terese Winslow LLC U. S. Govt. has certain rights
Podemos decir que cada célula tiene su ambiente especial, están conformadas por las mismas estructuras, estructuras que se verán afectadas, como si fuera una guerra y lo que afecta a unos, afecta a otros. Imaginemos que cada cuerpo cetónico es un soldado, y cada célula será una bahía. Al llegar, en vez de explosiones y cuerpos volando por los aires, verán dañadas las pequeñas estructuras que conforman a la célula, algunas ya inexistentes y otras que empiezan a deteriorarse. La función de estos cuerpos cetónicos será infiltrarse y realizar su tarea en cada mitocondria para poder estabilizarlas y evitar que sufran más daño. Regulando la liberación de agentes tóxicos, brindan energía a una célula que carece de ella, la mantienen estable. De igual forma, existe una interacción en el núcleo (o a lo que llamamos metafóricamente yema). Los cuerpos cetónicos también ejercen sus poderosos efectos, y entre más se estén infiltrando, mayor será su beneficio sobre la célula.
 

Recordemos que dentro del núcleo se encuentra el material genético o ADN, que hemos visto siempre como un espiral azul y rojo que flota por todo el núcleo. Sin embargo, el ADN se encuentra enredado igual que una bola de estambre, o más específico, como un collar de perlas. Al estar enrollado no puede mandar la información para producir proteínas, necesita ayuda para desenrollarse y entonces sí mandar su información. Los cuerpos cetónicos desenrollan sólo una pequeña parte. Uno podría preguntarse qué importancia tiene eso… ¡pues mucha!, ya que los cuerpos cetónicos, al relajar ciertas porciones, permiten que se mande una señal para generar sustancias benéficas y pueda disminuirse el daño.

La alimentación es la llave para una pronta recuperación
La alimentación es la llave para una pronta recuperación

Un superpoder a la mano de todos

 
En general, la importancia de esta dieta radica en que puede brindar esperanza a aquellas personas que padecen de una lesión medular. Se sigue investigando y cada vez se obtiene una mayor cantidad de datos que puede ser útil para futuros estudios en el campo de la genética. Hoy sabemos que mucho de lo que comemos tiene una repercusión a nivel del ADN, por lo que –aunque suene a comercial– llevar una alimentación sana conlleva una mejor calidad de vida.
 

Con todo y que la idea surja de la ficción, la implementación de exoesqueletos ha dado esperanzas. Mientras tanto, tal vez una terapia cetogénica pueda ser la clave o por lo menos el principio de algo grandioso. A veces, buscamos una respuesta más compleja a un problema, cuando puede ser la más sencilla. La alimentación es la llave para una pronta recuperación; tampoco se trata de comer hasta realizar un “¡Bruce! ¡Bruce! ¡Bruce!” Si comemos en exceso, lo convertimos en un riesgo, pero si somos responsables será un beneficio y un placer para nuestros cuerpos. 

La dieta, un superpoder entre nosotros

Referencias

 

1.    Jeffrey S. Bland. Fasting Physiology and Therapeutic Diets A Look Back to the Future. Integrative Medicine. Vol. 18, No. 1. February 2019.
2.    JamesW. Wheless. History of the ketogenic diet. Epilepsia, 49(Suppl. 8):3–5, 2008. doi: 10.1111/j.1528-1167.2008. 01821.x
3.    Sergei V. Fedorovich, Polina P. Voronina y Tatyana V. Waseem. Ketogenic diet versus ketoacidosis: what determines the influence of ketone bodies on neurons. Neural Regen Res 13(12):2060-2063. doi:10.4103/1673-5374.241442
4.    Lin Junyu, Huang Zucheng, Liu Junhao, et al. Neuroprotective Effect of Ketone Metabolism on Inhibiting Inflammatory Response by Regulating Macrophage Polarization After Acute Cervical Spinal Cord Injury in Rats. Frontiers in Neuroscience. Octubre 2020, Volumen 14, Articulo 583611

Vórtice, enero-mayo 2021 es una publicación trimestral digital editada por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), a través de la Dirección de Publicaciones y Divulgación, Edificio 59 (Facultad de Artes), Campus Norte. Av. Universidad 1001, Col. Chamilpa, CP 62209, Cuernavaca, Morelos, México. Teléfono +52 777 329 7000, ext. 3815. Correo: revistavortice@uaem.mx. Editora responsable: Jade Gutiérrez Hardt. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2014-070112203700-203, ISSN 2395-8871, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor.


Responsable de la última actualización de este número: Roberto Abad, Av. Universidad 1001, Col. Chamilpa, CP 62209.


Vórtice está incluida en el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Publica artículos de divulgación relacionados con las ciencias y las humanidades, y textos breves que transmitan el gusto por el conocimiento científico. El contenido de los artículos es responsabilidad de cada autor. Esta revista proporciona acceso abierto inmediato a su contenido, con base en el principio de ofrecer al público un acceso libre a las investigaciones para contribuir a un mayor intercambio global de conocimientos. Se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.