La dieta, un superpoder entre nosotros
SER HUMANO
El surgimiento de una idea
En la vida real las cosas son diferentes: el actor que fue el primer Superman, Christopher Reeve, sufrió una caída de caballo y perdió toda movilidad. Llegó a vivir 52 años. Ya sea ficción o no, el daño medular es letal, y no por producir una gran cantidad de muertes, sino porque te deja sin la capacidad de desplazarte libremente. Sin embargo, hay una alternativa para recuperarse: el superpoder de la dieta.
Entre los años 1911 y 1922, se hicieron más investigaciones en las que participaron niños y adultos, que fueron sometidos a periodos de ayuno y en consecuencia sus epilepsias disminuyeron [2]. Hasta este punto parece que no hay nada relacionado con la lesión medular, sin embargo, las epilepsias son causadas o más bien provocadas por algún defecto del sistema nervioso, donde se presenta una falla: por ejemplo, una liberación de neurotransmisores excitatorios –sustancias que ayudan a que se activen las células nerviosas–, que provocan una actividad muy marcada y acelerada. Gracias a las dietas o el ayuno, aumentan los cuerpos cetónicos, los cuales generan una liberación de sustancias químicas propias del sistema nervioso, que relajan y calman la actividad neuronal. Es decir que estos métodos son de mucha ayuda en lesiones en el sistema nervioso central, ya sea epilepsia o daño medular. El más utilizado es la dieta cetogénica; de ella vamos a hablar ahora.
La esperanza radica en la alimentación
Durante estos últimos años se han realizado investigaciones respecto cómo aplicar esta dieta. Menciono estas enfermedades neurodegenerativas por la relación de la médula espinal con el sistema nervioso, pero los aportes van más allá. Los cuerpos cetónicos funcionan muy bien durante periodos largos, no permanentes, así que la batería del carro te servirá por un rato, no obstante, habrá que llenar el tanque de gasolina en algún momento.
Un combustible fuera de toda proporción
Pero existe una forma de contrarrestarlo. En estudios donde se han utilizado animales, se ha comprobado que las dietas ayudan a reducir este daño, se logra una recuperación más rápida con respecto a otros tratamientos estudiados y su administración es sencilla [4]. El efecto ocurre cuando los cuerpos cetónicos aumentan, viajan por la sangre y, al llegar a la médula espinal, hacen su trabajo. Una vez en el ambiente medular, pueden ingresar a las células del sistema nervioso. Pensemos en la neurona, la célula más conocida del sistema nervioso, y que también se encuentra en la médula espinal. Analizando brevemente una célula, veremos que tiene forma de un huevo estrellado: la yema es nuestro núcleo y la clara nuestro citoplasma. Dentro de la clara podremos encontrar otras estructuras que son fundamentales para que una célula pueda funcionar, pero, para fines prácticos, mencionaremos el que podría ser la estructura más importante, la mitocondria.
Recordemos que dentro del núcleo se encuentra el material genético o ADN, que hemos visto siempre como un espiral azul y rojo que flota por todo el núcleo. Sin embargo, el ADN se encuentra enredado igual que una bola de estambre, o más específico, como un collar de perlas. Al estar enrollado no puede mandar la información para producir proteínas, necesita ayuda para desenrollarse y entonces sí mandar su información. Los cuerpos cetónicos desenrollan sólo una pequeña parte. Uno podría preguntarse qué importancia tiene eso… ¡pues mucha!, ya que los cuerpos cetónicos, al relajar ciertas porciones, permiten que se mande una señal para generar sustancias benéficas y pueda disminuirse el daño.
Un superpoder a la mano de todos
Con todo y que la idea surja de la ficción, la implementación de exoesqueletos ha dado esperanzas. Mientras tanto, tal vez una terapia cetogénica pueda ser la clave o por lo menos el principio de algo grandioso. A veces, buscamos una respuesta más compleja a un problema, cuando puede ser la más sencilla. La alimentación es la llave para una pronta recuperación; tampoco se trata de comer hasta realizar un “¡Bruce! ¡Bruce! ¡Bruce!” Si comemos en exceso, lo convertimos en un riesgo, pero si somos responsables será un beneficio y un placer para nuestros cuerpos.
Referencias
1. Jeffrey S. Bland. Fasting Physiology and Therapeutic Diets A Look Back to the Future. Integrative Medicine. Vol. 18, No. 1. February 2019.
2. JamesW. Wheless. History of the ketogenic diet. Epilepsia, 49(Suppl. 8):3–5, 2008. doi: 10.1111/j.1528-1167.2008. 01821.x
3. Sergei V. Fedorovich, Polina P. Voronina y Tatyana V. Waseem. Ketogenic diet versus ketoacidosis: what determines the influence of ketone bodies on neurons. Neural Regen Res 13(12):2060-2063. doi:10.4103/1673-5374.241442
4. Lin Junyu, Huang Zucheng, Liu Junhao, et al. Neuroprotective Effect of Ketone Metabolism on Inhibiting Inflammatory Response by Regulating Macrophage Polarization After Acute Cervical Spinal Cord Injury in Rats. Frontiers in Neuroscience. Octubre 2020, Volumen 14, Articulo 583611
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