Por Pamela Estrellita Zúñiga Bello
Es sabido que la literatura modifica la realidad. ¿Pero qué tanto sucede al revés? ¿Qué tanto el mundo que conocemos interviene en las historias? Imagina a Caperucita roja sin bosque a causa de la sequía e incendios forestales; a los tres cerditos con la casa destruida por la intensidad de los huracanes; a la bella durmiente sin poder despertar a causa de la contaminación del aire, o a la sirenita sin poder nadar con libertad por el mar debido a la cantidad de residuos. Los cuentos que conocemos y que nos contaban antes de dormir cuando éramos pequeños, terminarían con: “Y no fueron felices para siempre debido al cambio climático, acelerado por el ser humano”.