El apocalipsis bacteriano

Por: Odalis Sabine Ozuna Gama

Me he desmayado. Mi madre me incorpora y pregunta si estoy bien. Asiento con la cabeza, aferrándome a la idea de que se trata de una pesadilla. Pero no lo es. ¿En qué año estoy? 2050 [1], claro, y aún no hay autos voladores ni máquinas del tiempo. Pienso en las películas del cine de catástrofe, esas que vieron mis abuelos, como 2012, en donde se especulaba que el fin del mundo ocurriría con grandes terremotos y enormes tsunamis; pero aquí, en el breve y amplio espacio de las posibilidades, la causa son unas criaturas microscópicas con las que hemos estado en contacto desde el origen de los tiempos: las bacterias.