La vida social de los murciélagos

La vida social de los murciélagos

La Tierra

La vida social de los murciélagos

Hay muchos animales no humanos que necesitan socializar, y para ello requieren vivir en grupos. Los murciélagos son un claro ejemplo. Pese a que existen leyendas urbanas que los asocian con los vampiros y, por tanto, con la personalidad de estos personajes que se alimentan de sangre, se protegen de la luz solar, son inmortales y muy solitarios, los murciélagos tienen otras características y suelen ser extremadamente sociales.

 

La sociabilidad incluye interacciones entre dos o más individuos. Algunas especies incluso llegan a formar grupos de miles, hasta de millones; sí, existen especies solitarias –punto para los vampiros– que, aunque tienen la capacidad de interactuar con otras, prefieren estar aislados; quizás en eso podrían parecerse a Batman.

 

Curiosamente, a diferencia de este superhéroe de traje negro, uno de los murciélagos que se considera solitario es de color blanco, se le conoce comúnmente como el murciélago fantasma (Diclidurus albus) y se puede encontrar desde el centro de México hasta el sur de Brasil. La mayor parte del año está solo. Pero en la temporada de reproducción forma harenes, que usualmente se componen de un macho con tres hembras adultas.

Individuo del murciélago blanco Diclidurus albus, especie solitaria que percha en palmas. Fotografía de Manuel Sánchez Mendoza, 2018.
Individuo del murciélago blanco Diclidurus albus, especie solitaria que percha en palmas. Fotografía de Manuel Sánchez Mendoza, 2018.

Hasta en las mejores familias

 

Películas clásicas como Drácula o más recientes como Hotel Transilvania tal vez no sean tan buena referencia para conocer más sobre estos animales, pero, esta última nos deja un mensaje que podría ser trasladado a la sociabilidad en los murciélagos y es: “la familia”. Los murciélagos que viven en grupo por lo general conviven, vuelan, comen o pelean con sus familiares.

El investigador Brooke en 19971 observó cómo hembras de murciélago pescador (Noctilio leporinus) forman cuadrillas en las cuales, aunque no hay interacciones entre las hembras, vuelan juntas hacia donde hay alimentos. Algo similar sucede con nosotros: desde pequeños nuestros padres nos enseñan dónde está la comida rica, qué días o a qué horas abren los establecimientos o cómo prepararnos un taco en casa; este aprendizaje nos permite ubicar fácilmente el alimento sin tener que invertir tanto tiempo y esfuerzo.

Sin embargo, para diversas especies que comparten refugios durante el invierno, estar juntos y convivir ha resultado contraproducente, pues se han contagiado del síndrome de la nariz blanca, una enfermedad producida por un hongo mortal en la mayoría de las especies de murciélagos de zonas templadas2 .

El murciélago pálido Antrozous pallidus con síntomas del síndrome de la nariz blanca, enfermedad que ha afectado a cerca de seis millones de murciélagos norteamericanos. Fotografía de Ryan von Linden/New York Department of Environmental Conservation/Wikimedia Commons (cc by 2.0), 2015.
El murciélago pálido Antrozous pallidus con síntomas del síndrome de la nariz blanca, enfermedad que ha afectado a cerca de seis millones de murciélagos norteamericanos. Fotografía de Ryan von Linden/New York Department of Environmental Conservation/Wikimedia Commons (cc by 2.0), 2015.

El murciélago ratonero forestal, por ejemplo, mantiene grupos sociales estables por hasta cinco años. Este murciélago, aunque vive en grupos familiares, selecciona su compañía conforme pasa el tiempo. No necesariamente mantienen una relación estrecha con sus parientes; incluso pueden no convivir más con algunos integrantes y mudarse de casa.

 

Otros murciélagos como el frugívoro de Jamaica o el murciélago pálido desarrollan conductas cooperativas como el aseo social, que consiste en el lamido por parte de un individuo a otro en varias zonas del cuerpo, incluyendo orejas, pecho, patas, genitales; uno de los principales motivos por el que realizan esta conducta es la higiene, pero también porque ellos mismos no son capaces de asearse algunas zonas como la espalda y necesitan ayuda, por ello sus comunidades son catalogadas no sólo como grupos, sino como un nivel más complejo: sociedades.

Refugio con individuos de Antrozous pallidus, especie considerada como una sociedad por presentar conductas cooperativas. Foto de Juan Cruzado Cortés, 2006.
Refugio con individuos de Antrozous pallidus, especie considerada como una sociedad por presentar conductas cooperativas. Foto de Juan Cruzado Cortés, 2006.

Maternidad compartida

 

El murciélago de cola libre es capaz de formar colonias de maternidad, donde viven exclusivamente madres con sus crías por un tiempo. En un solo refugio, pueden llegar a vivir hasta 20 millones de individuos de esta especie, ¿te imaginas? Esto equivale aproximadamente al número de personas que viven en toda la Ciudad de México y el área metropolitana. Otro murciélago que forma grandes colonias de maternidad y es muy conocido por polinizar los agaves del tequila y del mezcal, es el murciélago magueyero.

Colonia de murciélago de cola libre Tadarida brasiliensis en la cueva de Topolobambo, Sinaloa, México. Fotografía de José Juan Flores Martínez, 2019.
Colonia de murciélago de cola libre Tadarida brasiliensis en la cueva de Topolobambo, Sinaloa, México. Fotografía de José Juan Flores Martínez, 2019.

La vida en  grupo

 

El murciélago de labios con flecos (Trachops cirrhosus) mantiene grupos de machos solteros aun en la época reproductiva, a diferencia de otras especies cuyos machos en este periodo no suelen estar en harenes (un macho y varias hembras), se dispersan o se mantienen en solitario. Existen algunas especies que pueden reunirse en grupos mixtos también llamados multimachos/multihembras; en estos grupos mixtos puede llegar a haber un macho por cada hembra, casi como si fuera un baile, pero estos no se encuentran en pareja, ni segregados (sólo machos o sólo hembras) sino mezclados.

Un ejemplo es el murciélago cola suelta ancha (Nyctinomops laticaudatus) que en ocasiones se refugia en sitios arqueológicos, o el murciélago blanco hondureño (Ectophylla alba) que forma grupos sociales pequeños debido a que sus refugios son efímeros, pues se perchan en hojas de heliconias que se marchitan pronto, o el murciélago lanza de Cozumel (Mimon cozumelae), cuya organización social se clasifica también en grupos mixtos, la cual fue descrita recientemente.

Individuo del murciélago lanza de Cozumel M. cozumelae, especie que forma grupos multimacho-multihembra. Foto de José Cú Vizcarra, 2019.
Individuo del murciélago lanza de Cozumel M. cozumelae, especie que forma grupos multimacho-multihembra. Foto de José Cú Vizcarra, 2019.

Sangre, mala fama y, ¿altruísmo?

 

El murciélago vampiro (Desmodus rotundus, imagen de portada) es una especie que se considera una “sociedad compleja”, ya que además de ser la que más tiempo invierte en el aseo entre individuos, ya sea con fines afiliativos, de limpieza o para disminuir los niveles de ansiedad del receptor o emisor, es capaz de compartir comida a sus compañeros del grupo. En general, los murciélagos presentan una gran diversidad de hábitos de alimentación, lo que les ha permitido explotar prácticamente todos los recursos, tales como plantas, insectos, frutas, o pequeños vertebrados como lagartijas, ratones y aves. Sin embargo, el vampiro sólo consume sangre que adquieren de aves y mamíferos. En ocasiones es difícil de obtener, y algunas noches en que salen a buscar y regresan sin éxito, las hembras adultas regurgitan o vomitan un poco la sangre que consumieron y la colocan en la boca de jóvenes y crías que no encontraron comida.

 

Cabe mencionar que cuando las hembras –que más trabajan en obtener alimento– tienen una mala noche, es decir que no consiguen sangre, reciben más cantidades por parte de sus compañeras y así no llegan a padecer hambre. En esta especie es importante el trabajo y la cooperación. A este tipo de comportamiento se le conoce como “altruismo recíproco”: un murciélago disminuye su cantidad de alimento para realizar una acción que beneficie a otro; lo mismo pasaría si el primero llegara a estar en la misma situación. En términos evolutivos se trata de una estrategia de supervivencia.

 

A pesar de la “mala fama” del murciélago vampiro, debemos recordar que en realidad es una de tan solo tres especies que se alimenta de sangre, de las más de 1400 especies que existen en el mundo. Más allá de la percepción negativa que tiene, es una de las pocas especies en las que se han reconocido comportamientos altruistas. Incluso las hembras poseen lazos de amistad que se rigen más por la cooperación entre los individuos que por el parentesco.

 

El Facebook de los murciélagos

 

Las redes sociales son una herramienta tan grande e importante que nos permiten crear grandes vínculos para poder estar en comunicación con personas afines. Algo similar ocurre con los murciélagos. Sin tener un perfil digital, son capaces de formar nuevas conexiones o fortalecer las antiguas, gracias a las interacciones físicas. Cuando mantienen una red social más grande, reducen las probabilidades de perder un amigo muy importante de la comunidad. Por ejemplo, al individuo que más trae comida a casa.

 

Una forma de graficar las interacciones en los animales es con flechas y nodos: las flechas representan la interacción o lazo que existe entre un individuo y otro, como el aseo social, compartir comida, entre otras. Los nodos representan a los individuos que conforman la red social. Las interacciones en los murciélagos han ayudado a entender la importancia que algunos individuos tienen en un grupo, ya que existen algunos organismos que cumplen un rol muy importante y tienen más conexiones que otros, como los influencers.

 

El análisis de redes sociales en animales ha cobrado mayor importancia para conocer la dinámica, transmisión de enfermedades y cómo influye la relación de parentesco. Para predecir el nivel de propagación o retraso de una epidemia, se ha utilizado información de las interacciones. Esto resulta relevante en la situación actual de pandemia que vivimos. Un experimento que se realizó a inicios de 2020 por el investigador Stockmaier y colaboradores y sin relación con el virus que causó la pandemia actual, demostró cómo el nivel de interacción entre murciélagos vampiro influía cuando enfermaban.

 

Los investigadores observaron que los individuos enfermos con menor interacción se distanciaban y disminuían notablemente conductas como el aseo social. Por el contrario, se propicia un mayor nivel de contagio entre madres y crías, pues, aunque las madres dejaban de asear a la cría, no dejaban de proveerles alimento, pese al riesgo de contagio, ya sea que fuera de madre sana a cría enferma o viceversa.

 

El murciélago en la sopa

 

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A principios de la pandemia una de las hipótesis que circuló en redes sociales fue que la transmisión del virus se debía al consumo de sopa de murciélago, práctica en su mayoría ilegal pero verídica en países asiáticos. Si bien es cierto que el manejo, consumo y tráfico de animales silvestres como el murciélago ocasionan problemas tanto sanitarios y ambientales, hay que recalcar que el manejo de la información, más que ayudar a la fama de los murciélagos para detener la compra, venta y consumo, los perjudicó, pues la desinformación se esparció como pólvora al punto de que en otros países, incluido México, algunos ciudadanos empezaron a provocar la muerte de cientos y hasta miles de murciélagos, responsabilizándolos de la pandemia actual. Es importante recalcar que, aunque el origen del SARS-COV-2 tiene una estrecha relación con los coronavirus presentes en los murciélagos3, éste es producto de una zoonosis (enfermedad transmitida de animales a humanos) en la cual fue necesario un hospedero intermediario entre el murciélago y el humano para que se diera esta transmisión inicial.

 

Por lo tanto, en vez de provocar la muerte de los murciélagos o algún otro animal, deberíamos replantearnos como interactuamos con nuestro ambiente, qué tanto la deforestación y defaunación (pérdida de fauna) están causando no sólo la pérdida de otras especies, sino también originando problemas de salud. Entonces donde debemos poner mayor atención, ocuparnos y responsabilizarnos es en nosotros como especie humana.

 

Asimismo, es importante visualizar la relevancia no sólo ecológica y ambiental, sino sociobiológica que los murciélagos tienen, por poseer una gran diversidad de sistemas sociales como los humanos, ya que es ahí donde podrían enseñarnos más sobre las interacciones sociales o sobre cómo enfrentar y evitar la propagación de enfermedades.

 

A diferencia del resto de los mamíferos, son los únicos capaces de volar, pero ¡tampoco son ratones que al envejecer les crecen alas! Aun siendo tan pequeños, pueden llegar a vivir muchos años. El investigador Podlutsky4 y otros colegas descubrieron que algunos de ellos viven por más de 41 años, diez veces más de lo esperado para su tamaño, y además mostrando pocos signos de envejecimiento. Pero no son inmortales, claro está.

 

Son tan similares a nosotros que incluso algunos tienen la capacidad de superar la pérdida de un individuo y reorganizarse, fortaleciendo lazos sociales con los que no tenían contacto, es decir, son capaces de percibir que ya no está un individuo y crear nuevos vínculos para que la unidad social siga teniendo acceso a alimentos y protección y se mantenga a flote. Finalmente, si conoces a alguien que no le gusten los murciélagos no le des una bofetada como Batman a Robin en este meme, tan sólo invítalo a adentrarse al mundo de los murciélagos para que seamos más los aliados que los enemigos.

La vida social de los murciélagos

Referencias

 

  1. Brooke, A. P. (1997). Social organization and foraging behaviour of the fishing bat, Noctilio leporinus (Chiroptera: Noctilionidae). Ethology, 103(5), 421-436.
  2. What Is White-nose Syndrome? (U.S. National Park Service). (s. f.). Recuperado 26 de enero de 2021, de https://www.nps.gov/articles/what-is-white-nose-syndrome.htm
  3. Briones, C., & Peretó, J. (2020, abril 21). El origen del coronavirus SARS-CoV-2, a la luz de la evolución. The Conversation. http://theconversation.com/el-origen-del-coronavirus-sars-cov-2-a-la-luz-de-la-evolucion-136897
  4. Podlutsky, A. J., Khritankov, A. M., Ovodov, N. D., & Austad, S. N. (2005). A New Field Record for Bat Longevity. The Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences, 60(11), 1366-1368. https://doi.org/10.1093/gerona/60.11.1366.

 

Para saber más

 

Los murciélagos vampiros enfermos se aíslan de los amigos pero siguen cuidando a la familia – BE ONE | RADIO (be1radio.com)

Imagen de portada: Figura 6. Desmodus rotundus, forma sociedades complejas con “altruismo recíproco”. Fotografía Frederico Acaz Sonntag, 2018.

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